O dia da mulher boliviana é comemorado na Bolívia todo dia 11 de outubro. A data não é escolhida aleatoriamente, mas devido ao nascimento de sua escritora mais importante e uma das precursoras do feminismo em seu país: Adela Zamudio. Ensaísta, poeta e professora, Zamudio enfrentou o conservadorismo da época em que viveu e agitou as águas com seus escritos.
Adela Zamudio nasceu em novembro de outubro de 1854 na cidade de Cochabamba, Bolívia. Filha de Adolfo Zamudio e Modesta Rivero, estudou na escola católica de San Alberto, em sua cidade natal, mas só frequentou até a terceira série porque, naquela época, era a educação mais alta oferecida às mulheres durante o governo do presidente Mariano Melgarejo.
Desde a infância se interessou em escrever. Quando alcançou o topo da educação oferecida às mulheres na época, continuou lendo e instruindo-se. Aos 15, publicou o poema Dos Rosas sob o pseudônimo Soledad. Seus escritos nunca viram a luz impressa até os 25 anos, quando publicou seus poemas em El Heraldo. Ali, desenvolveu ideias progressistas: a supressão do ensino religioso e uma crítica contrária a discriminação a que as mulheres eram submetidas.
Por causa do pensamento conservador que prevalecia em setores importantes da população boliviana, o significado dos versos, críticos a sociedade racista e a igreja, foram distorcidos e atribuídos a alguma decepção no amor. Na verdade, à frente de sua época, sua vida se tornou uma solidão longa e dolorosa, uma situação que reflete o pseudônimo que usou: Soledad .
“Nasci em Cochabamba, acho que tenho 54 ou 55 anos. Não tenho minha antiga fé. Passei minha juventude para a cabeça de uma mãe doente e minha idade madura como minha velhice, lutando dolorosamente por toda a vida. Minha mãe, sra. Modesta Ribero de Zamudio, era de La Paz. Neta de português por linhagem paterna e francês por linha mãe. Meu pai, Adolfo Zamudio, nasceu em Lima, de mãe equatoriana e pai argentino. Meu avô, Sr. Máximo Zamudio, está na lista dos líderes da independência argentina.”
Seu primeiro livro, Poetic Essay, só foi publicado em Buenos Aires, em 1887. A essa publicação foi adicionada posteriormente a compilação de poesia Bursts, em 1903, e Intimate, um romance de 1913. Muito material, de histórias a poemas e até peças, chegou a ser impresso após sua morte.
É em Bursts onde aparece um de seus poemas mais famosos, Quo Vadis, com o qual enfrentou a Igreja Católica. Criada dentro do reinante catolicismo da época na América Latina, Adela Zamudio se tornou um nome famoso em seu país, não apenas por seus poemas em estilo literário romântico, mas por lutar pelo secularismo na sala de aula. Ela acreditava que o catolicismo não era a única moral que deveria ser imposta aos estudantes e teve uma luta epistolar com o padre Pierini, um padre que mais tarde seria bispo e que via em Zamudio um inimigo de fé.
Em Quo Vadis, Adela Zamudio disse que a Igreja Católica vivia longe dos ensinamentos que transmitia: “A Roma em que seus mártires sabiam / Em horrível tortura perecer / Hoje é o que os cesarianos querem / Empório de elegância e prazer”.
Além disso, a escritora deixou refletida em seus poemas a situação precária em que as mulheres viviam, sem os direitos dos homens. Outro de seus famosos poemas é Born Man, onde é irônica em relação a infidelidade masculina ou ao direito de voto.
No final do século 19, depois que o Partido Liberal assumiu o governo, começou a trabalhar como professora na mesma escola em que havia sido educada. Posteriormente, foi diretora da Escola Fiscal de Señoritas em 1905. Em 1911, fundou uma academia de pintura em Cochabamba e, em 1916, o Liceo de Señoritas, que leva seu nome.
Em seu túmulo, você pode ler o seguinte poema: “Volto a habitar em uma estrela ignorada / livre e da tortura da vida, / Lá espero por você; até que eu siga minha marca / chore-me ausente, mas não perdida.”
Após 52 anos de sua morte, para honrar o nascimento da poeta, o governo da presidente Lidia Gueiler Tejada, instituí em 1980 o Women ‘s Day, que, na Bolívia, é comemorado todo 11 outubro.
Nacer hombre
Cuánto trabajo ella pasa
Por corregir la torpeza
De su esposo, y en la casa,
( Permitidme que me asombre).
Tan inepto como fatuo,
Sigue él siendo la cabeza,
Porque es hombre!
Si algunos versos escribe,
De alguno esos versos son,
Que ella sólo los suscribe.
(Permitidme que me asombre).
Si ese alguno no es poeta,
Por qué tal suposición
Porque es hombre!
Una mujer superior
En elecciones no vota,
Y vota el pillo peor.
(Permitidme que me asombre).
Con tal que aprenda a firmar
Puede votar un idiota,
Porque es hombre!
El se abate y bebe o juega.
En un revés de la suerte:
Ella sufre, lucha y ruega.
(Permitidme que me asombre).
Que a ella se llame el “ser débil”
Y a él se le llame el “ser fuerte”.
Porque es hombre!
Ella debe perdonar
Siéndole su esposo infiel;
Pero él se puede vengar.
(Permitidme que me asombre).
En un caso semejante
Hasta puede matar él,
Porque es hombre!
Oh, mortal privilegiado,
Que de perfecto y cabal
Gozas seguro renombre!
En todo caso, para esto,
Te ha bastado
Nacer hombre.
Poema “Nacer hombre” de Adela Zamudio
Quo Vadis
Sola, en el ancho páramo del mundo,
Sola con mi dolor,
En su confín, con estupor profundo
Miro alzarse un celeste resplandor:
Es El! Aparición deslumbradora
De blanca y dulce faz,
Que avanza, con la diestra protectora
En actitud de bendición y paz.
Inclino ante El mi rostro dolorido
Temblando de ternura y de temor,
Y exclamo con acento conmovido:
– “¿A dónde vas, Señor?”
La Roma en que tus mártires supieron
En horribles suplicios perecer
Es hoy lo que Los césares quisieron:
Emporio de elegancia y de placer.
Alli está Pedro. El pescador que un día
Predicó la pobreza y la humildad,
Cubierto de lujosa pedrería
Ostenta su poder y majestad.
Feroz imitador de Los paganos,
El Santo Inquisidor
Ha quemado en tu nombre a sus hermanos…
– “¿A dónde vas, Señor?”
Allá en tus templos donde el culto impera
Oué hay en el fondo? O lucro o vanidad.
Cuán pocos son los que con fe sincera
Te adoran en espíritu y verdad!
El mundo con tu sangre redimido,
Veinte siglos después de tu pasión,
Es hay más infeliz, más pervertido,
Más pagano que en el tiempo de Nerón.
Ante el altar de la Deidad impura,
Huérfana de ideal, la juventud
Contra el amor del alma se conjure
Proclamando el placer como virtud.
Las antiguas barbaries que subsisten,
Sólo cambian de nombre con la edad;
La esclavitud y aun el tormento existen
Y es mentira grosera la igualdad.
Siempre en la lucha oprimidos y opresores!
De un lado, la fortuna y el poder,
Del otro, la miseria y sus horrores;
Y todo inequidad… Hoy como ayer.
Hoy como ayer, Los pueblos de la tierra
Se arman para el asalto y la traición,
Y alza triunfante el monstruo de la guerra
Su bandera de espanto y confusión.
Ciega, fatal, la humanidad se abisma
En los antros del vicio y del error.
Y duda, horrorizada de sí misma…
– “¿A dónde vas, Señor?”
Nubes y viento
Del sol del verano los rayos de fuego
calcinan la tierra,
Las horas transcurren y en lenta agonía
se abraza y consume la mustia pradera.
En la árida playa del próximo río
tan sólo hay enjutas y ardientes arenas;
vapores que se alzan de un fétido estanque,
brillando a lo lejos titilan y tiemblan.
En todo el espacio que abarca la vista
ni un alma se mueve, ni un eco resuena.
Que paz y que tedio! solemne el paisaje
de un gran cementerio la calma remeda.
De pronto en la línea del ancho horizonte
blanquísima nube surgiendo ligera
se agranda, se extiende, y en pocos instantes
entolda la esfera.
La atmósfera ardiente palpita de gozo
y el leve murmullo de brisa indiscreta
en prados y bosques esparce el anuncio
de próxima fiesta.
La anuncian distantes Los ecos confusos
del viento que vuela;
sutil, diligente, retoza en el prado,
se lanza a la aldea,
Recorre Las calles, tropieza en Los muros,
sacude Las puertas,
y en calles y prados exclama triunfante:
Ya vienen! Ya llegan!
Y plantas y flores sacuden el polvo
y al goce se aprestan,
y en tanto, en la nube que entolda el espacio
retumba la orquesta.
Turbión de agua y viento que anubla el paisaje
con loco algazara chillando se acerca
y al soplo pujante se agita confusa
la vasta pradera.
Turbión de agua y viento que arrastra en sus giros
ramajes y flores, guijarros y arenas,
y en pocos instantes, sembrando el desorden,
transforma la escena.
Flexible y gozosa se entrega a su impulso
la inquieta arboleda,
y molles y sauces ensayan la danza
tendida a Los aires la gran cabellera.
Los troncos añosos, el bárbaro empuje
resisten apenas
con secos gruñidos, de bosques y prados
la suerte lamentan:
Pared piedrecillas de la árida playa,
sabeis, revoltosas, a dónde se os lleva?
queréis ver mañana cubierta de escombros
la hermosa pradera?
Las flores que al borde del fétido estanque
lucieron sencillas su blanca inocencia
qué harán si ese fango se agita y rebosa
de miasmas malsanos llenando la senda?
Al ave que el nido colgó de la rama
que suerte le espera?
Qué hacéis, insensatos, trastorno y desorden
sembrando doquiera?
Y el viento, aturdido, con risa estridente
responde a sus quejas;
y en tanto en la nube que entolda el espacio
retumba la orquesta.
La danza prosigue. Mil gritos de orgía
se apagan por grados… La noche comienza…
Y el campo, cubierto de fango y destrozos,
se envuelve en tinieblas.
Qué fue de las aves, qué fue de las flores,
qué fue de la hermosa, fecunda pradera?…
Tras noche de horrores se ve como siempre
surgir la mañana brillante y serena.
Vistiendo ropajes de frescos matices
las ramas se cubren de brotes y yemas,
el campo renace luciendo sus galas,
sus galas eternas!
Tal es oh misterio! la ley de la vida
que todo renueva,
que el viento y la nube son fuerzas que a un tiempo
destruyen y crean.
Mas ay! que esa aurora transcurre cual otras,
la pálida tarde de nuevo se acerca
y exhala en el fango confusos gemidos
el alma doliente de flores ya muertas.
Vosotras que, erguidas, alzáis a los cielos
la frente serena
sabéis por ventura lo que es la existencia?
Ah! triste el destino que cupo a las flores
Felices las piedras,
felices las rocas que ignoran la vida
que sienten apenas.
También cual vosotras ufanas un día
pasamos las horas forjando quimeras;
mas ahora… Que somos? despojos humildes
que abonan el surco que el germen sustenta.
Brotar de la nada, sentirse inmortales,
soñar unas horas… Volver a la tierra…
Oh ley misteriosa! continua mudanza,
cuál es tu grandeza?
Si el íntimo anhelo, perfume del alma
que sube a la esfera,
no alcanza otra vida; si sólo es engaño,
si sólo es quimera,
maldita mil veces! oh madre! oh Natura!
maldita mil veces tu vana tarea!